No
es un tema ni agradable ni popular, pero la pérdida del embarazo por
un aborto espontáneo es algo que le preocupa y le concierne a
cualquier mujer embarazada o que planea tener un bebé. Hablemos
sobre ello para despejar miedos, aclarar conceptos y para que puedas
sentirte mucho más confiada y segura durante esta maravillosa etapa
que es tu embarazo.
Elena
comprobó hace poco que estaba embarazada. ¡Qué alegría sintió!
Hacía tiempo que esperaba una noticia así. Pero después de la
emoción y la euforia del principio, ha comenzado a preocuparse. Ha
tenido algunas manchitas y molestias ligeras en el abdomen. Le aterra
la idea de perder su embarazo. Hasta cierto punto, la
preocupación de Elena es normal, ya que ni la más saludable de las
mamás tiene garantías absolutas. Lo mejor que puede hacer es
comunicarse estrechamente con su doctor, seguir sus recomendaciones,
cuidarse bien e informarse lo más posible. Para que tú
también estés informada, vamos a conversar sobre la pérdida del
embarazo por aborto espontáneo al principio de la gestación.
¿Qué
es, exactamente un aborto
espontáneo o
involuntario? Se
le llama así a la pérdida del embarazo por causas naturales cuando
se produce en las primeras 20 semanas de la gestación. De un
10 a un 20% de los embarazos detectados termina en un aborto
espontáneo. Este porcentaje no incluye la pérdida de óvulos
fertilizados que no logran implantarse adecuadamente en el útero, a
veces de forma tan temprana que la mujer ni siquiera se da cuenta, y
cuando empieza a sangrar piensa que tiene un período que se ha
retrasado un poco o es más abundante de lo normal.
Tu
gran preocupación ¿qué causa el aborto espontáneo? Puede
suceder por muchas razones, pero una gran cantidad (entre un 50 y un
70% de los casos) de los que ocurren durante el primer trimestre del
embarazo se deben a problemas genéticos o anormalidades cromosómicas
(en los cromosomas) del óvulo fecundado, o a problemas con el
desarrollo y en la implantación en el útero. Cuando la mujer tiene
un aborto espontáneo por primera vez, casi nunca se hace un análisis
completo (se asume que se debe a lo indicado anteriormente), pero
aunque se hiciera, es difícil determinar exactamente la causa que lo
produjo. Ya cuando se llega a las seis semanas de embarazo, las
probabilidades de que ocurra un aborto espontáneo se reducen
significativamente. Pero cuidado, hay que tener en cuenta otros
factores de riesgo. Veamos cuáles son:
-
La edad: a partir de los 40 años, la mujer tiene el doble de probabilidades de sufrir un aborto espontáneo que una de 20, y se debe a que con la edad aumentan las probabilidades de concebir un bebé con irregularidades cromosómicas, que son embarazos que se pierden con más facilidad. El riesgo aumenta con cada embarazo posterior.
-
Si la mujer ha tenido más de dos abortos espontáneos seguidos.
-
Enfermedades crónicas como una diabetes mal controlada, condiciones del sistema inmunológico como el lupus, y trastornos hormonales como el síndrome del ovario poliquístico.
-
Antecedentes familiares de defectos de nacimiento o problemas genéticos, tanto por el lado de la mujer como por el lado del papá.
-
Infecciones bacterianas (como la listeria) o de enfermedades como la rubéola, paperas, sarampión, etc.
-
Hábitos como el de fumar, beber o usar drogas.
-
Uso de ciertos medicamentos (con o sin receta). Es muy importante que le comuniques a tu obstetra o al ginecólogo qué medicamentos (o suplementos) tomas.
-
Obesidad
-
Ciertos procedimientos utilizados para diagnóstico (como la amniocentesis).
-
Si te quedas embarazada a menos de 3 meses de haber dado a luz, tienes más riesgo de sufrir un aborto espontáneo.
¿Cómo
puedes saber si se trata de un aborto o el sangrado es algo normal?
El
primer síntoma del aborto espontáneo es precisamente el sangrado o
la hemorragia vaginal, aunque algunas mujeres pueden perder un poco
de sangre o manchan la ropa interior al principio del embarazo sin
perderlo. Si se trata de un aborto espontáneo, por lo general,
después de que empieza el sangrado, se siente dolor en el abdomen,
de forma intermitente o persistente, con dolor leve o más intenso.
También se puede sentir dolor y presión en la parte baja de la
espalda. La combinación del sangrado y el dolor no son señales
muy positivas, así que se debe consultar de inmediato al médico o
ir rápidamente a un centro de atención médica. Estos dos
síntomas también ocurren en el caso de un embarazo
ectópico (o molar).
Esto significa que el óvulo se ha adherido y se ha ido desarrollando
fuera del útero, generalmente en las trompas de Falopio.
Desafortunadamente, ese tipo de embarazo no puede llegar a término y
si no se atiende a tiempo, la madre corre un gran peligro.
Hay
que ser precavida y actuar a tiempo
Ante
cualquier síntoma fuera de lo común y corriente, o ante cualquier
duda, hay que acudir de inmediato al médico para que determine
qué se debe hacer. Si existe la sospecha de que el dolor y el
sangrado anuncian un embarazo ectópico, el doctor indicará un
ultrasonido de inmediato. Si el ultrasonido no indica
problemas, pero la embarazada continúa teniendo pérdidas, por
pequeñas que sean, necesitará hacerse más pruebas de ultrasonido
en las semanas siguientes.
El
doctor también puede indicar otros procedimientos:
a)
Si ya está en el segundo trimestre y el ultrasonido muestra que el
cuello del útero (cérvix), se está abriendo o acortando, el doctor
puede recomendar el cerclaje uterino, que consiste en cerrar el
cuello del útero con puntos para tratar de impedir un aborto o un
parto prematuro.
b)
Si el doctor se inclina a pensar que se trata de un posible aborto
espontáneo, le recomendará reposo en cama, pero no hay garantías
de que esto lo contenga. Quizás sugiera además abstenerse de
tener relaciones sexuales mientras se tenga dolor o sangrado.
Aunque algunas personas piensen que las relaciones sexuales pueden
causar un aborto, eso no es cierto en un embarazo en donde todo va
bien, pero sí es recomendable que la pareja se abstenga hasta que
todo se normalice.
c)
Si el dolor y el sangrado continúan y empeoran, al punto de que se
empieza a expulsar tejido embrionario (de color grisáceo), placenta
y/o coágulos, el doctor puede recomendar un legrado por succión o
una dilatación y raspado. En caso de que se presente una
hemorragia muy grande o señales de infección el doctor
recomendará este procedimiento de inmediato, especialmente si no es
el primer aborto de la paciente, para poder analizar el tejido y
confirmar si hay una causa genética.
Después
de terminada la operación, que generalmente se hace de forma
ambulatoria (que no requiere permanecer en el hospital), la mujer
puede sentir dolores parecidos a los dolores menstruales durante uno
o dos días. El sangrado continuará por una o dos semanas y se
recomienda el uso de toallas sanitarias (no de tampones). Para
aliviar el dolor, se puede usar ibuprofeno o acetaminofén. No se
recomiendan ni las relaciones sexuales (ya que hay más riesgo de
infecciones hasta que no se cierre completamente el cuello uterino),
ni el uso de duchas vaginales, hasta que se detenga el sangrado. Si
éste por el contrario aumenta, al punto de saturar una toalla en una
hora, si aparecen síntomas de infección (fiebre, flujo vaginal u
olor desagradable), hay que buscar ayuda médica rápidamente. Si la
hemorragia es muy intensa y la persona se siente débil, mareada, y
con náuseas puede estar en estado de shock y se necesita atención
médica urgentemente. Es necesario llamar al número de emergencia
local o alguien debe llevarla inmediatamente a la sala de emergencias
del hospital más cercano (la mujer no debe conducir un vehículo
ella misma al hospital).
¿Y
después que se puede esperar?
Después
del dolor de una pérdida, algo muy intenso y frustrante, no importa
el tiempo que duró el embarazo, es normal que la mujer se sienta
ansiosa y con temor de que la experiencia se repita de nuevo.
Un solo aborto espontáneo, no significa necesariamente que la mujer
o su pareja tengan ningún problema. Sí se recomienda que
esperen un poco, al menos tres meses, para que se recuperen física y
emocionalmente de la pérdida, antes de volver a intentar otro
embarazo. Cada mujer y cada pareja sobrepasan esta experiencia de
diferente manera. Consulten con el doctor y en caso necesario,
busquen un grupo de apoyo o terapia profesional.
Poco
a poco llegará el consuelo y se aceptarán las circunstancias.
Y cuando el médico lo indique y la pareja se sienta segura y
decidida, sabrán que ha llegado la hora de probar de nuevo.
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